No me apetece ni despotricar demasiado contra esta tontería.
Lo que se presentaba, en primer lugar, como una comedia y drama, no deja de ser un convencional documental que poco tiene de especial como pretenden venderlo. No por poner efectos horteras por todas partes se vuelve una locura atrevida. El ritmo pretende ser apabullante pero no lo consigue. En general toda la factura técnica es un poco cochambrosa y las historias de ficción de la sorda y demás son básicamente un petardillo que está completamente a las órdenes del planteamiento documental.
Todo esto que he comentado es lo bueno de la película.
Cuando vi que aquello ni era raro ni llamativo ni nada de nada, esperé al menos sacar algo en limpio del aspecto científico. Quizá aprender algo o al menos entretenerme con un común documental sobre física.
Pronto descubrí que esa parte tampoco quedaría satisfecha. Con el maravilloso caso del chaman y los barcos de los descubridores vi que aquello de ciencia tenía poco. Cuando llegó el lamentablemente famoso experimento de las diferentes formas en las que cristaliza el agua ("si los pensamientos pueden hacer eso en el agua imagínate lo que harán en nosotros") ya no había vuelta atrás. Aquello era un camelo. Pronto acabaron con los clásicos básicos de la física cuántica pésimamente explicados y se dedicaron a hablar de amor y demás. Por cierto, lo que les cuesta explicar aquello de "no podemos saber si lo que está a nuestro alrededor es real", venga que machacar con el tema. ¡Que todos hemos visto Matrix, hombre! Aquello parecía "V de vendetta"
Y la pregunta que saco yo de todo esto es... ¿qué querían vendernos? Porque aquello era la teletienda. Eché un poco de menos que no salieran de dos en dos hablándose entre ellos:
- Oye Troy (McClure), ¿has oído hablar de la física cuántica?
- No, Betty, pero estoy deseando oir lo que nos tienes que contar.
El típico rollo de teletienda, primero te dan unos cuantos datos científicos para apabullar al ama de casa y luego lo aplican a su producto. ¿Y cual era su producto? Supongo que para saber eso tendrás que entrar en la página web que plantan al final, y vete preparando la visa.
Iban haciendo un montaje para que lo que afirmaba uno (sobre todo las cuestiones más estúpidas) la confirmaba otro y luego otro, siempre con una sonrisa, con afirmaciones contundentes que quedasen bien reseñadas en la mente del espectador. No me extrañaría encontrármelo a la cuatro de la mañana en la televisión. Si al menos estuviera Chuck Norris explicando aquello del poder de los sentimientos.
Pero ha cumplido su función, debía ser genial o nauseabunda.