Mucha curiosidad levanta este título, con las expectativas inevitablemente altas debido al segundo trabajo de su director, Buried, que tanto nos sorprendió y maravilló a todos. Rodrigo Cortés, ese realizador español más cómodo y con más capacidad de maniobra fuera de nuestras fronteras hasta ahora, vuelve para presentarnos este nuevo film, que esta vez escribe y dirige. Su faceta de guionista incisivo quedó ya plasmada en Concursante, pero que a mi entender, pecaba de exagerada y retorcida. Veremos porque derroteros nos lleva esta nueva historia, que sin ser tan original de principio, puede depararnos una historia más sólida.
Para esta ocasión, cuenta con actores tan reconocidos como Cillian Murphy, Sigourney Weaver o Robert De Niro, asegurando así una cuota de taquilla mínima.
Lo malo es que aunque todo apunte a un entretenimiento asegurado, el resultado final pueda no ser lo esperado. Esto no va a tener el efecto sorprendente de Buried de narrar una historia dentro de un ataúd y no aburrirse ni un ápice durante su hora y media. En esta ocasión hay que hilar una historia con varios personajes enfrentados y una premisa argumental siempre en el punto de mira. Veremos si Cortés no enciende luces rojas de alarma.