Crítica de la película Get Low por Olmo

Cuando vemos una película bañada de aire festivalero la miramos con otros ojos. Y es cierto que cuando algo que se va a comer el mundo, bien por el juego de la prensa, bien por la publicidad y no ofrece el resultado mínimo esperado solemos tener una cierta manía a restar puntos o estrellas con mucha facilidad. ¿Ocurre lo mismo al contrario? Claro que sí, pero cuesta más. Ésta es de esas veces. Lo digo porque el resultado en su conjunto ha sido el de un film bueno, cerca de las cuatro estrellas que la confirmaría como un muy buen trabajo. Get low es una decaración de intenciones por parte de su director Aaron Schneider y por eso la bendigo con esta nota. Sorprende ese derroche de calidad al ser la opera prima de Schneider. Y también es verdad que tener a dos colosos como Bill Murray y Robert Duval es muy importante. Trabajar con ellos en esta película ha sido una bendición para el joven director.

Duval se come la cámara, esa barba de ermitaño, ese acento de americano profundo, sus ojos de ángel, su capacidad para transmitir la nostalgia de un hombre que se siente culpable y harrepentido, su tenaz personalidad son un autentico tesoro interpretativo. Por su parte, Bill Murray no aparece tanto como se podía esperar y se convierte en un secundario muy especial, cómico, gañan, un pelín diablo como persona pero nada malicioso. Otra fiera que conquista de nuevo al público. Su mera presencia es un imán para el público que quiere disfrutar de su rol.

Y la historia como tal, pues entrañable, atractiva por su lenguaje americano, nostálgica, amable, tierna, llena de secretos de cabaña, de cigarrillos de la duda, en definitiva, es una cinta que habla del ser humano, de la capacidad del arrepentimiento, de irse en paz con uno mismo, de querer vivir y de amar. Una apología a la cultura humana.

 Puede sonar a tópico pero tampoco es necesario mucho más para que un film sea bueno sin ser grande. Así ha sido. Anoten este nombre: Aaron Schneider. Apunta maneras.