El director surcoreano Jee-Woon Kim se atreve a dar el salto a la gran industria rodando nada más y nada menos que acción con Arnold Schwarzenegger, el grande, el inimitable, que después de Los mercenarios y Los mercenarios 2, se suelta la melena y vuelve al cine como protagonista absoluto.
Forest Whitaker (Nuestra canción de amor o Repomen) y Eduardo Noriega (Una pistola en cada mano o Blackthorn Sin destino) le cubren las espaldas en un cine con estética de violencia rodado a lo asiático, que trata de desenterrar al viejo héroe de pueblo estadounidense con la placa de sheriff en el bolsillo.
Camino entre el homenaje y la creencia en este cine obvio y sencillo. Sin mayor alegría que el satisfacer la curiosidad de ver en movimiento a una vieja leyenda, la opción de esta película representa un cine gastado y acabado que a golpe de tiro y honor de pacotilla mantiene vivo el antiguo líder fronterizo con México. No espero mucho, para que nos vamos a engañar.