Crítica de la película Las hermanas Bolena por Hypnos

Una vez más y como viene siendo habitual, el Cine nos cuenta la Historia a SU manera, logrando crear una historia tipo cliché con la que el espectador se sienta cómodo durante el metraje.

Aquí nos relatan uno de los episodios más apasionantes de la Historia de Inglaterra: el reinado de Enrique VIII. El eje central de la narración se fija en la relación entre las hermanas Bolena y el Rey.

Y tal y como he mencionado, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Tampoco es que me cree mucho problema que un guión no esté ajustado a la realidad de los hechos, ESTO ES CINE, pero apunto unas notas para aquéllos que gusten de saber de Historia a través de las películas.

En la realidad la relación entre las Hermanas Bolena no fue buena. Pero fue María la que fue enviada a la corte del Rey francés Francisco I, y fue con él con el que tuvo un sonado romance. Al final de dicho romance, el citado monarca dijo de ello que era “una gran puta, la más infame de todas”. A partir de ese momento, María, de quien se decía que era más bella que su hermana, se embarcó en un sinfín de romances que terminaron por hartar y colmar de vergüenza a sus padres que decidieron que viniese de vuelta a Inglaterra.

En ese momento la introdujeron en la Corte de la Reina Catalina de Aragón donde conoció a Enrique VIII, teniendo un romance en secreto, y del que no consta  fehacientemente que existiese descendencia.
Ana y María se movían en círculos sociales diferentes y su relación en la Corte no fue muy buena, y fue María quien, cuando su marido, William Carey, murió de fiebres entregó a su hijo a Ana para que cuidase de él.
Posteriormente María contrajo un segundo matrimonio y utilizó a Thomas Cromwell como intermediario entre ella y su hermana y el Rey y sus padres para que le procurasen dinero, de hecho, no hay constancia de su visita a la Torre del Rey durante el cautiverio de Ana, ni a su hermano Jorge.

La que está más atinada en líneas generales es la historia de Ana, si bien, en la película se ventila de una manera muy rápida la que se conoció como “La cuestión real”, el divorcio entre Catalina (hija de los Reyes Católicos) y de Enrique VIII. Una serie de intrigas que arrancan desde el primer matrimonio de Catalina de Aragón con Arturo, hermano mayor de Enrique VIII, cuyo desarrollo, como no puede ser de otra manera, excede el ámbito de una postcrítica cinematográfica.

Para terminar, el rótulo en el que se dice que la hija de Ana, Isabel, reinó durante 44 años, sí, pero tras suceder a varios hermanastros suyos y tras sufrir Inglaterra uno de los episodios más convulsos de su Historia.

Ciñéndonos a lo puramente cinematográfico he de decir que esta película me ha decepcionado. Justin Chadwyck no está al nivel y nos regala una dirección más de tv movie que de Cine. No consigue siquiera darnos una secuencia que perdure en nuestra retina y se embarca en una serie de elecciones formales más cercanas al convencionalismo que otra cosa. El encuentro primero en entre Enrique VIII y María en el lecho está rodado sin fuerza y sin pasión, así como las escenas de sexo, en clave de softcore. Las intrigas palaciegas las resuelve con continuos planos lejanos  y a través de objetos y movimientos que no aportan mucho.

Poco o más bien nada acompaña a su tarea una banda sonora sin pasión y machacona, aunque he de destacar el trabajo de fotografía metalizada.

Por lo que respecta a los actores, un mal Eric Bana que no es capaz de dotar al personaje de la fuerza y la excentricidad que debía, y un duelo Scarlett-Natalie que se salda a favor de la segunda, con un personaje quizá más goloso, pero con unos matices mucho más conseguidos que los de Scarlett, que últimamente parece que actúa poniendo el mismo gesto.

Una película que pasa ante nosotros sin pena ni gloria.