Federico Veiroj es un hombre que promete. Parece tener las ideas claras y sus dos trabajos han paseado por varios festivales de talla internacional. Veiroj vino a San Sebastián hace dos años con su película Acné, que participó en Horizontes Latinos. Ya en la postrcrítica de tal película señalaba que era una declaración de intenciones por parte de Veiroj. Dos años más tarde trae un proyecto con más contenido y seguro que más maduro.
En esta ocasión el título me gusta, La vida útil. ¿Qué es vida si no es útil, verdad? Y más cuando uno deja de hacer lo que ha hecho toda la vida sin quererlo, porque el ritmo de nuestro sistema así lo ordena. Veiroj navega en ese mundo que está por detrás de esa sala de cine corriente a la que asistimos no sé cuantas veces por mes. La familia que vive de esta industria, desde los proyeccionistas hasta los que venden las entradas, todas esas familias que aunque sean menos que en otros sectores también comen de esto y que se resisten a pensar que el cine ya no les da el pan, sin renunciar a lo que han sido toda la vida. Veiroj puede crear un universo del rincón más diminuto, de una sala de cine, de una cinemateca...Un auténtico homenaje no sólo al cine sino a todo lo que le rodea, un tributo a sus gentes, los que trabajan detrás de la pantalla, aquellos a los que les debemos también sentirnos como en casa.
En el aspecto técnico, me gustaría ver una cinta con aspecto documental en el que la fotografía trabaje codo a codo con esa dirección magnífica que seguro nos ofrece Federico Veiroj. Muy recomendable sin duda.