Crítica de la película Fahrenheit 9/11 por Iñaki Ortiz

Tenemos en nuestras pantallas la flamante ganadora de Cannes “Fahrenheit 9/11” del siempre polémico Michael Moore. Un tipo que ya demostró en su anterior trabajo “Bowling for Coumbine” una gran habilidad para hacer dinámico e ingenioso un documental que podría haber sido simplemente un tostón.

¿Dónde está el problema entonces? En mi opinión el problema está en la forma misma. Esa forma que se nos hace entretenida y a veces impregnada de humor. A veces quizá demasiado frívola, y en todo caso una forma que hace que el concepto de imparcialidad quede a años luz. Bobling era una papilla, muy sabrosa eso sí, que nos dio de comer a todos, tomando él mismo la cuchara. Todo bien mahacadito para que ni siquiera tuviéramos que masticarlo. Una visión exagerada y sin la menor intención (aunque intentase aparentarlo) de buscar la otra cara del problema, otras impresiones. Simplemente un regodeo para que los que pensamos como él lo pensemos aún con más seguridad. No creo que esto sea útil de ninguna manera y un documental, al contrario que el cine convencional, sí debe ser útil.

Y ahora nos plantea el tema de “vamos a poner verde a Bush”, lo cual me parece una simple pérdida de tiempo. Lo bueno, su sarcasmo y humor cínico, su ingenio y su ritmo. Por eso se queda en un ni sí ni no. Tres estrellas.

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