Son innumerables el número de películas con ambientación futurista que han servido para denunciar diferentes aspectos relacionados con la política, el estado y los gobiernos. Desde 1984, Farenheith, Matrix, Equilibrium, Fortaleza infernal o Demolition Man (sí, ésta también la pongo... qué pasa.)... mucha son las formas en las que se ha abordado éste subgénero.
Si Matrix lo aborda desde la acción, Farenheiht es más política, Fotaleza infernal más friki y Demolition Man más comercial, creo que How to get rid of others lo que será, es más satírica. Y es en ésta concepción donde tiene la oportunidad de convertirse en una gran película o en un gran fiasco. Las sátiras permiten que el espectador admita situaciones imposibles sin sentirse engañado. Son exageraciones válidas. Lo que pasa es que sobre éstas propuestas siempre planea el peligro de excederse y resultar poco creíble. Por eso, hace falta bastante buen gusto y capacidad de contención (dentro del caos) para llevar al éxito una sátira moderna. ¿Será capaz Anders Rønnow Klarlund de hilar lo suficientemente fino?
Esa es la gran duda y el quid de la cuestión en ésta película. Antes de verla uno debe saber a qué va al cine. Desde luego, si se va a ver una sesuda reflexión sociopolítica va listo.