Una película pequeña, casi en formato de adaptación teatral, con todas las ventajas y desventajas que ello tiene. Por un lado, la película se sustenta en la magistral actuación de sus dos protagonistas. En todo momento nos creemos el embarazo y en todo momento nos creemos la sed de venganza de una madre embrutecida. En su particular duelo interpretativo ambas demuestran estar a la altura.
Por otro lado, la película resulta muy potente a nivel visual. Será el uso de la embarazada, los charcos de sangre, o la cantidad de objetos afilados que la vengativa asesina encuentra por su casa, pero hay algo que engancha y mantiene al espectador con la mirada pegada a la pantalla.
¿Qué evita a ésta película ser una película redonda? Pues quizá la necesidad de aguantar más de hora y media para contar la historia de una embarazada intentando sobrevivir en un piso a una asesina. Hace falta que haya abundante gente entrando y saliendo de la casa. Y muchas de éstas entradas y salidas se mueven entre lo poco creible y lo ridículo. Especialmente mala la entrada en la casa del policía con el moro esposado. Muy torpe y un insulto a la inteligencia del espectador.
Por desgracia, la película sacrifica en exceso su solidez argumental para conceder al espectador más tópicos de terror. Podría haber sido una obra maestra, pero se queda en una obra maestra del terror.