La fría luz del día es una película decepcionante en varios sentidos. El primero, era evidente: que Mabrouk el Mechri no afrontaba en esta película un guión atrevido y original como en su anterior trabajo JCVD. Sin embargo, lo que sí esperaba es que se moviera como pez en el agua rodando acción y, al menos en parte, esto también es decepcionante.
Se le notan maneras, y desde el primer
plano, mucho antes de que la trama avance y mientras nos movemos aún
en el drama familiar, ya podemos tener claro el género, pues dirige
cada plano con un estilo de pura acción. Sin embargo, cuando tiene
que impactar, cuando debe empezar el espectáculo, se queda en
algunos planos ya conocidos de espejos y picados aéreos. Nada que
nos sorprenda mínimamente. Pero lo peor no es ya que no haya
innovación en la acción, lo realmente grave es lo plano de toda la
realización. No hay un mínimo de intensidad, no se consigue
(aunque se intenta visiblemente) enfatizar ningún momento cumbre. En
definitiva, acción sin alma.
Como decepciona también la poca
participación de Bruce Willis, cuya presencia estaba siendo
crucial en la primera parte de la película, aportando algo de poso.
Después, el protagonista no da demasiado la talla. Afortunadamente
tenemos dos secundarios que aportan algo de chispa a la película.
Oscar Jaenada, en un personaje con mucha energía; y Sigourney
Weaver, en plan villana destroyer.