Be cool está dejada por la mano del Dios del cine de una manera soporífera. La presencia de Thurman o Travolta no hacen en absoluta falta escepto para hacer que la masa acuda a la sala, los personajes secundarios llenos de posos de otros más enteros ya clasificados en otros films y una historia lenta, complicada y sin sentido que se va carcomiendo a sí misma con dulzura soporífera.
Cerca del minuto 20 los derroteros toman una autopista que no abandonan y el vacío se hace cargo y es necesario recordar a los creadores de esta sosez sin ritmo que hace falta mucho más que dinerito y grandes decorados para hacer llegar una historia interesante o divertida al pública.
A mi entender no se acerca ni por asomo a divertir ni entretener, no es ni siquera fuerte en alguno de los adjetivos posibles de un film, no tiene sentido, no tiene persionalidad y debió haberse revisado hace mucho, antes quizás de haber retomado la secuela tan tonta como derrotada.