A la vista de lo deslumbrante de los vestuarios y de la dirección artística de la película es una pena que Cheri se haya ido de vacío de las nominaciones a los Óscars 2010. Ello, junto con el trabajo de la pareja protagonista es lo más destacable de una película que, en el resto de aspectos se siguen con interés pese a un envoltorio de frialdad. Es como si la frialdad y la distancia de las relaciones que se están retratando en la película y que reflejan una época acabase contagiando al guión y a la dirección.
Poco o nada ayuda la voz en off de narrador del inicio y del final, explicando demasiadas cosas que debían haberse visto en la película, que se queda corta en los aspectos de interés, pero que sobra en otros momentos de la trama. No me ha gustado la inmediatez de la relación entre Cheri y Michelle Pfeiffer. En definitiva, una acción que se limita a unos pocos escenarios, eso sí magníficamente recreados, pero que no puede ocultar quizá una falta de presupuesto.
Como comentaba la película la salva, en primer lugar, Michelle Pfeiffer con una interpretación maravillosa. Sale espectacular durante toda la película, y es capaz de seducir y transmitir infinidad de matices con una de sus relampagueantes miradas azules. Absolutamente deliciosa. Junto a ella, un Rupert Friend que da el pego, sabiendo ser seductor, intenso, frágil y desaliñado.
Las comparaciones siempre son odiosas, y más si lo hacemos con Las amistades peligrosas. Lo dicho, a años luz, una película, para bien y para mal, ligera.