Y efectivamente, a base de efectos, tantos visuales como golpes del mismo vocablo del guión, la película logra posicionarse en los lugares dignos del cine comercial. Las tres estrellas suficientes para mantener a un espectador medio como yo que no aspira a demasiado, simplemente que le entretengan sin demasiado intento de sobreactuar o redimensionar la acción.
El personaje comedido pero muy héroe de Brad Pitt está a la altura del nuevo hombre bueno estadounidense. Buen padre, resuelto, guapetón y atrevido por no decir osado por el bien de la humanidad. Por eso mismo, en los momentos en los que las certezas del guión y la historia corren demasiado, de país a país, de decisión a decisión y tiro porque me toca, su rostro aplaca la ira del sentido común dolido.
Filosóficamente decente, visualmente agradable, con suspense aceptable y bien llevado y un perfecto toque de ligereza consciente, el film nos transporta con cuidado a un mundo de aventura cabal donde simplemente un par de horas de entretenimiento están en juego.