Crítica de la película Como perros y gatos: la venganza de Kitty Galore por William Munny

La sinceridad del producto abruma, y por esto, quizás las presentes fechas veraniegas sean la mejor colocación para un instrumento de atracción a la taquilla, sobre todo de los más pequeños con sus padres también animados detrás. La suelta de billetes para el visionado de esta película tiene como eterna excusa la muestra de perros y gatos, al igual de preciosos en pantalla, y esta vez unidos por un mal que les azota de manera común.

La tecnología acompañará a la alianza de civilizaciones mascotil, siendo el efecto digital y el gag ya conocido de verlos hacer cosas de humanos, lo más ejercitado en el transcurso de sus minutos. Si la pregunta es si es recomendable llevar a los hijos o sobrinos o váyase usted a saber a verla, la respuesta hay ofertas en el videoclub mejores, teniendo en cuenta que los críos sólo van a acabar saliendo con una idea ultrafutura de lo que es su mascota preferida, pero de educación y valores claros y concretos pocos. Entretenimiento, eso sí, no hay quien se lo quite.