Crítica de la película Prometheus por Hypnos

Efectivamente se puede concluir con carácter previo y definitivo que Ridley Scott ya no es lo que era. Ya no es capaz de crear una atmósfera tan cerrada como la de Alien, el octavo pasajero o Blade Runner, de hecho se echa en falta en esta película que la película vaya tan justa en lo que se refiere a atmósfera, pudiendo volver a ver muchos lugares comunes y con un desarrollo justito y forzado por lo que se refiere a nave y pirámide.

No obstante lo anterior, a pesar de que esta película me ha terminado dando menos de lo que me esperaba, hay elementos que me llevan a no salir defraudado. El segundo capítulo de la película, con un espléndido Michael Fassbender como David, el androide, encargándose de custodiar el criosueño de los tripulantes de la Prometheus, pasando el tiempo viendo Lawrence de Arabia es muy interesante.

Igualmente interesante me resulta la relación triangular entre el personaje de Guy Pearce, de Charlize Theron y de Michael Fassbender, apuntada y nunca explicada, acerca de esa hija que nació mujer y que vive obsesionada porque su padre buscaba un heredero varón y que lo termina fabricando.

En la misma línea de interés hay que situar esa eterna búsqueda del robot de querer descubrir su sino y de intentar "matar al padre", magníficamente bien resumida en la conversación entre Fassbender y el Doctor con la línea de diálogo de "os creamos porque podíamos hacerlo".

Por último, reseñable la manera en que se va percibiendo la evolución del experimento fallido de los ingenieros y el hecho de que exista una especie de paralelismo entre los ingenieros y Predator.

Digamos que todo lo que en cierta medida se acerca al guiño de la saga y a quedar levemente apuntado sin que sea explicado a golpe de capitán de la nave diciendo que este planeta era una base de operaciones militar y que sólo un tonto haría pruebas de armas de destrucción masiva en su propio planeta, funciona.

Lástima que la película caiga en mucho lugar común, en una especie de cierre anticlimático, con una banda sonora machachona y sin una partitura, a mi juicio, de acierto, y con un Ridley Scott que no es capaz de capturarnos. Lo consigue en algún momento de calma tensa como la conversación entre David y la Doctora cuando ésta descubre que está embarazada, pero que se pierde en la grandiosidad de las intenciones del guión y en pretender dirigir mucho la película hacia la precuela pura y dura.