Para empezar puedo decir que la película es complicada de ver, es decir, que requiere de un esfuerzo extra para meterse en ella, desde un comienzo seco, duro y que deja pegado al sillón a cualquiera hasta la inquietante base de los minutos, la tremenda historia de amor y angustia.
Los planteamientos del film, filosóficos en muy gran medida, y de nueva cinematografía en otra gran medida, hacen de ella una película distinta y rica que roza varios géneros con soltura, en diversas operaciones de cortometraje al servicio del espectador más descubridor.
Con escenas impactantes, tremendas desde el lado emocional, cámaras cenitales de vértigo muy cuidadas, e interpretaciones que agarran de la solapa, es un claro ejemplo de nuevas posibilidades, y aunque abuse quizás de tanto cambio de escenario o ensoñación, no resulta para nada valdío, sino todo lo contrario, esclarecedor para nuestras mentes de público pensante.
La dosis de ciencia, se transforma en sentimiento humano hacia lo más sagrado del ser humano, tratando la muerte como un idílico paisaje al que demostrar respeto pero con calma y belleza. Puede que sea más un alegato de los vivos que se quedan sólos en medio de la incredulidad de la falta de un ser querido. Puede que tan sólo muestre las necesidades del ser humano ante el hecho de dejar de respirar, puede que intente mostrarnos ese momento y reflejo al que se tiene miedo por norma general, desde un prisma heróico desde el que hacernos sentir más tranquilos.