En mi precrítica apostaba por que la propuesta de Simon Staho fuera arriesgada, difícil y que llevara la historia al límite. No podía estar más equivocado. Staho nos presenta a cuatro personajes - dos parejas - que se sientan a conversar, a veces en casa de unos y otras en casa de otros. ,Con ritmo pausado pero sin resultar lenta, la película aborda algunas de las obsesiones más típicas del cine nórdico: la pareja sin amor, la soledad y la búsqueda de la felicidad en una sociedad rica pero sin alicientes...
Entonces, ¿cuál es el atractivo de una película pausada, sobre temas tópicos, que se desarrolla en una casa? Supongo que el éxito radica en lo eficazmente que está ejecutada y en lo bien que utiliza su punto fuerte, los diálogos, para ir narrando la historia. Por eso escapa airosamente de poder ser calificada como la clásica película tramposa y festivalera.
No sé cuantas películas nórdicas más se podrán hacer sobre la misma temática, intuyo que todavía veremos muchas, pero Himlens Jarta ocupa un lugar destacado dentro de ellas.