Justo antes de ver la película los espectadores de la sala a la que acudí pudimos contemplar el trailer de la reciente “Torapia”, sin duda muy gamberra, chocante e irreverente. El caso es que el trailer comienza con una voz, muy enrollada como no, que comenta que en esa película no vamos a ver peces que hablan, aprendices de mago, algo relacionado con el señor de los anillos que ahora no recuerdo... y demás alusiones al imperialismo gringo. Me resulta, como mínimo de lo más petulante, hacer una de esas películas de pestiño a astracán y jactarse en comparación con películas que cuando menos, son respetables la mayoría de ellas. Lamentable.
Isi & Disi no es así. Es una película absurda de dos tipos absurdos rodeados de gente absurda en una ambiente que... quizá no es tan descabellado. Vale, no es canela fina, son berberechos como dice Hypnos, y todos y cada uno de los responsables de la película, desde los actores hasta el productor (y sobre todo este), pasando incluso por el director saben muy bien que están trabajando con berberechos.
Debo reconocer que entre tanta zafiedad me reí mucho más de lo que me esperaba, que muchos chistes me pillaron por sorpresa (que ya es más que en las Scarys). Y sobre todo me gustó florentino, actor y personaje. El actor porque a veces le daba a los gags el empujón necesario para alcanzar la risa con sus ojos perdidos y su barbilla débil. Pero el personaje también, porque el director no se ha basado sólo en sus dos estrellas para hacer reír. Disi tiene momentazos como cuando se convierte en el aguador, al estilo de los comics en los que un personaje tiene pequeñas misioncillas para ayudar a su compañero, usando su arma secreta (en este caso, el amplio conocimiento en substancias legales o no) al estilo – en muy castizo, eso sí – de Bob, el silencioso. Como si fueran unas viñetas de “El Jueves”.
Humor absurdo, grotesco y soez castizo (que en mi opinión es mejor que el humor de jovenzuelos americanos, pero la película tampoco pretende sentirse mejor que eso). No es una buena película, claro, pero me ha hecho pasar un buen rato sin pedirme mi dignidad de espectador a cambio. No me ha tomado el pelo. Al final Sabina se lleva a la chica, que es lo que cabe esperar en Leganés. La vería otra vez, un día de tedio tumbado en el sofá.