Crítica de la película El kaserón por William Munny

Lo más normal es que esta comedia pura y dura entorno a la okupación y sus motivos, acabe siendo nada más y nada menos que eso, una comedia, con momentos que de curiosos nos enlacen pero que al final termine por agotar los ánimos. Un millón y medio de euros no dan para mucho más, lejos de una casa como la que anticipa el título y algunos personajes que desconocidos para muchos resultarán novedosos pero que para otros pueden rozar el poco acercamiento a la realidad de un movimiento como es el descrito, ya veremos.

Como guía espiritual en el proceso de simpatía tendremos a Fele Martínez (La mala educación), que comenta él mismo se sintió agradecido por un papel que en muchos años de carrera por fin recaía en sus manos en forma de comedia. Yo sinceramente lo veo en el papel y especialmente en el que lo han postrado, su evolución puede ser curiosa y agradable aunque su derredor puede que lo termine por dejar en el ver venir de las escenas. Las comedias al final se rompen poco a poco porque para terminar bien hay pocos caminos.

En fin, sin demasiada mecha, una historia para no pensar mucho, hecha sin más, bien, y con intenciones de columpiar a un público sencillo que quiera divertirse, porque seguro que divertida es.