Perdonen este título al más puro estilo de portada de Marca. Llega Ridley Scott, Sir Ridley, uno de los directores vivos más reputados de la Historia del Cine de ciencia ficción, con títulos tan míticos como Blade Runner o Alien, el octavo pasajero a sus espaldas para intentar recuperar los orígenes, precisamente, de Alien, volver sobre los pasos de su mitología y hacer eso que se llama precuela, por si cuela.
En el horizonte ya ha proyectado también la precuela de Blade Runner. ¿Y qué debemos esperar de esta película? Yo tengo fe y esperanza a pesar de que Ridley, probablemente desde Gladiator, no ha firmado una película reseñable con sonoros fracasos como el de El reino de los cielos o Robin Hood. Me gusta el casting elegido con Michael Fassbender, el actor de moda, el de Shame, el de Un método peligroso, el de X-Men los Orígenes. Junto a él, Noomi Rapace, la actriz que primero dio vida a Lisbeth Salander, la criatura de Stieg Larsson, y que recientemente la hemos visto en la desmejorada segunda parte de Sherlock Holmes; y para cerrar, Charlize Theron, una actriz que está ganando peso y enteros y que hace poco la vimos comiéndose con patatas a todo el mundo en La Leyenda de Blancanieves y el cazador.
A los mandos del guión, como co-guionista, está Damon Lindeloff, uno de los responsables de la serie Lost, junto a J.J. Abrams. ¿Qué punto va a ser interesante? Aquel que se quede a medio camino entre intentar construir todo el puzzle de la saga y en el que verdaderamente haya una investigación autónoma sobre el universo pre-alien. Si Scott utiliza el film para que se parezca lo menos posible a Alien creo que ganará enteros.
Efectos especiales de postín y palomitas para aquellos estómagos duros.
Nos vemos en el cine.