La pintura de Pieter Brueghel, el pintor holandés del siglo XVI, exponente del arte flamenco, y sus propios pensamientos y filosofías, son los protagonistas de una película peligrosa para el mundo del cine. Más cercana del arte y ensayo y muy lejos de la comercialidad, la película del polaco Lech Majewski no dejará indiferente a nadie.
Para un espectador de nivel medio aburrida y sin sentido pero para alguien dispuesto a escuchar e interpretar, a levantar el vuelo ahondando en la segunda lectura del film será enriquecedora. Visualmente juguetona sobre todo con la técnica, plasmando y reinventando la propia pintura del genio, y logrando aunar artes, nos mostrará de la mano de su actor protagonista Rutger Hauer (Drácula 3D) la génesis del cuadro Christo cargando la cruz.
Poesía fílmica e introspección meta-artística sin decoro para con los nuevos tiempos del cine insípido que nos rodea con Charlotte Ramplin y Michael York en apariciones medidas por el interés del fondo de la película. Es por tanto una opción dura pero rítmica e intelectual que me apetece con firmeza.