Qué gozada el Zinemaldi de este año. Lo primero agradecer a Jose Luis Rebordinos el trabajazo que está haciendo. La sección de Perlas de otros festiavles de este año, ya sólo por los nombres de relumbrón, no tiene nada que ver con la apagada sección que pudimos ver el año pasado. Supongo que depende de muchos factores, pero poder tener una película de Aki Kaurismaki con Jean-Pierre Leaud, ya me parece todo un subidón. Todavía no se me ha ido el buen regusto que me dejó la última revisión de Nubes pasajeras que hicimos los precriticos.
Kaurismaki es uno de esos directores que define el cine que se hace en su país: el cine finlandés es Kaurismaki, y Kaurismaki es cine finlandés. Fiel a su estilo, con esa fotografía de colores grisáceos, y esos personajes inexpresivos en situaciones tragicómicas, continúa con su ácida crítica a la sociedad finesa (crítica en muchos casos extensible a casi cualquier país occidental) y con ese toque algo retro e intemporal que le hace poner como protagonista de la película a un limpiazapatos. Todo ello juega a su favor y en su contra: por un lado, sabemos que vamos a ver lo de siempre y que lo de siempre nos gusta, por otro lado, ¿la fórmula no se le agotará algún día?
Para los neófitos que se acerquen por primera vez a su cine, relájense y búsquenle la gracia: cuesta entrar (es más, puede que no se entre nunca) pero vale la pena. Para el resto, no hace falta que les diga más sobre lo que ofrecerá Kaurismaki. Como aliciente personal, tenemos en el reparto a uno de los actores fetiches de la nouvelle vague: Jean-Pierre Leaud, que seguro que está tan insoportable como solo él sabe estar.
Yo no me la pierdo.