Lo que más me motiva de estas historias dramáticas que tanto crispan en la muerte, y en la desesperación, es que sus directores no se vuelvan locos con el presupuesto y exageren, y que los guionistas no se vuelvan locos con su alter ego y exageren, porque si todas las escenas de esta historia se mantienen y posan en su misma medida e intensidad, si consiguen un cierto nivel de no exageración, ni violenta, ni de lloro, ni de realización desmedida, resulta que me llegan, no tanto como otras temáticas, pero me llegan y eso es importante.
El cartel, salvando a Christina es algo tirando a prejuicioso pero quiero confiar en Charlize. Que los dioses ayuden a los hombres y mujeres que tuvieron entre manos esta película y yo dentro de la normalidad me habré quedado bien tras visionarla.