Uno no puede más que dejarse llevar ante la originalidad de proyectos que Sundance permite en su regazo y que encima luego anima con palmaditas en la espalda. Este es el caso de este film ópera prima de Evan Glodel, que lo hace todo, dirige, escribe e interpreta.
Un mundo final inclasificable, la visión apocalíptica de un mundo donde el amor es lo más importante por ambas versiones del mismo, y no quiero ahondar más, es lo que nos ofrece esta road movie no tanto física sino esencial, con un poder de atracción sublime, una estética no rompedora pero propia y el carácter victorioso de esas películas que sin duda sabes van a encontrar su sitio en las grandes pantallas.
Presupuesto mínimo para una película que nos va a atrapar por el general de sus momentos, parece que muchos, diversos y complejos, porque parece tratarse de una película que entender, una película que examinar y que ofrece a pesar de ese aparente toque de visualidad brutal.