Crítica de la película Harry Potter y el caliz de fuego por Iñaki Ortiz

Esta película es un tanto irregular. Para empezar, creo que cuenta con la historia más interesante de toda la saga. Encontrarnos con Lord Voldemort en persona es un placer. Que a Harry y sus amigos les pique el bichito del amor es de lo más interesante. El problema es que nos encontramos ante la típica situación de “no quiero ni puedo dejarme nada en el tintero y no tengo tiempo para contarlo”. Sin duda, las dos horas y media se quedan cortas. No se entiende como las dos primeras entregas, donde había mucho menos contenido, se permitían su duración de tres horas largas y por el contrario, la tercera y la cuarta se queden cortas teniendo mucho más interés. Aquí, guionista o director, cargue quien quiera con la culpa, no ha tenido lo que hay que tener para desprenderse de carga preciada, meter tijera y poder contar la historia con más sosiego. Por ejemplo, vemos un comienzo de lo más atropellado, frente a otros casi hasta aburridos de Potter con su familia, aquí vamos a todo correr de un sitio a otro sin pararnos a contemplar una escena importantísima (al menos lo era en la novela), como es la del grupo de encapuchados arrasando el campamento y su desenlace.

Tampoco tenemos tiempo suficiente para observar a nuestros héroes en su día a día, y esto es una pena. Una de las cosas más interesantes de esta saga/serie es que puedes seguir el crecimiento de estos críos año tras año, casi como si se tratase de un reality. Ir conociendo sus manías y defectos. Esto ya lo perdimos un poco en la entrega anterior y ya en esta casi lo hemos perdido del todo. Una historia más interesante, un guión menos afinado. Más interesado en mostrar el concurso, que no es que esté mal, pero yo quiero saber de que hablan entre clase y clase Hermione y Ron, por ejemplo. Quizá por la ventaja de conocer a todos los personajes, no se ha profundizado, y me hubiera gustado, la verdad. Media hora más. El personaje de la periodista está absolutamente de sobra, o lo desarrollas o lo eliminas pero ahí no pinta nada. Por último, un final borroso, ¿qué pasa con Lucius? ¿Por qué Potter no da parte de lo ocurrido?

¿Todo está tan mal? No es eso. Es que podía haber sido muchísimo mejor y se nota, y no hablo ya de “el libro era mejor” que es muy socorrido, no, es que se notan las deficiencias, sus porqués y sus soluciones. Eso sí, tío dollar a veces es inflexible.

El director, ni tan mal como esperaba mi muy bien. Eficaz y más interesante que Columbus. Eso sí, a años luz de Cuarón.

Pero lo positivo también está. Para empezar, tragarme dos horas y media y querer más. Para continuar, bellos momentos como el de Hermione echándole en cara a Ron que debería haberla invitado antes. Planos como el de la vidriera “llorando” por la lluvia. Ese Voldemort tan logrado (con un perfil que no atrapa precísamente). Esa estatua de la muerte. Y otra vez toda esa magia nada estúpida y ese mundo tan elaborado al que me gusta volver un año más. Cuatro estrellas que gana por dejarme con las ganas de otra nueva edición.


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