Ha resultado tan forzada, tan Lola, y más de ella, y más de ella, repitiéndose en sus contradicciones de pensamiento, que ha resultado pesada y aburrida, sin ritmo, con mucha cara de ella, de sus gestos, pero ese mérito tan solo, el de Gala Évora consiguiendo acercarse tanto a La Faraona.
El esfuerzo exagerado para que entendamos lo que es fácilmente entendible, su relación con los hombres, su niño perdido, su amor desilusionante, hacen que la película no avance de acorde con las necesidades de un público ansioso con seguir viendo detalles de la vida, no momentos concretos detallados. Y esto lleva a que el personaje, tan atrayente, se torne un poco lánguido y pobre, en una crisis continua de identidad, teniéndolo claro pero con miles de minutos para dar vueltas a las mismas ideas aún ya habiendo tomado una decisión enérgica.
Por otro lado están los bailes y los cantes, de poco nivel, con poca gracia, no por parte de la bailaora, sino por parte de la dirección, que no da demasiada importancia en imágenes a lo que se supone debería dar desde un principio. Decepcionante producción.