Está claro que el ojo del espectador común se irá en esta película al rostro de Richard Gere, el flamante Premio Donostia y al que hace poco vimos en la cartelera con La gran estafa, y al de Claire Danes, que curiosamente compite consigo misma en la cartelera con Stardust, que son los reyes indiscutibles de un film que ha sido parido en un género menor y que debería estar en desuso, como es el thriller.
El ojo del avezado lector del equivalente a la Superpop de nuestros días reconocerá esta película por ser aquélla en la que sale la cantante Avril Lavigne. No es la primera vez, ya que la pudimos ver en Fast food nation, y quienes la hayan visto en versión original, la habrán oído en Vecinos invasores.
Pero mi ojo se queda con los nombres de sus directores: Wai-keung Lei y Niels Mueller.
El primero es un director hongkonges de reconocido prestigio, y que firmó la trilogía de Asuntos Infernales, la que dio lugar a la oscarizada Infiltrados. Lau fue el contratado en primer lugar.
El segundo es un joven y prometedor director que debutó con la magnífica El asesinato de Richard Nixon y que fue contratado, precisamente, para rodar nuevas escenas, ya que al parecer el trabajo de Lau no gustó demasiado a los productores del film.
¿Qué puede salir de todo esto? Pues un producto irregular que tendrá momentos de mucha fuerza, pero que adolecerá de falta de equilibrio.
Vamos, que no vamos a estar ante ningún milagro del celuloide. Película de género con destellos de autor.