Sólo he estado en un Festival de Cine a lo largo de mi vida, y puede que generalice algo que no es verdad, pero es que ma canso de ver siempre los mismos errores y deficiencias.
"Dreaming Lasha" es un buen ejemplo de esto que vengo a decir. Y es que más de una, de dos y de tres veces, vengo a un Festival de Cine y me salgo sin ver CINE. Algo realmente curioso.
Esta película bien podía haber cogido su sitio en el Certamen de Cine y Derechos Humanos que se celebra en Donostia, pero ha acabado entrando en el Festival de Cine porque en Donostia llevan unas directrices un tantyo torticeras a la hora de calificar el cine.
La película arranca decentemente y lo que me espero es un juego ficción documental. Una manera de vislumbrar Lasha a través de una doble perspectiva y a través del personaje de Karma. Pero esa ilusión se deshace al final del primer rollo. Y la película se convierte en una tonta historia buscada como pretexto para hacer un documental y, encima, malo.
Encogen el corazón con las revelaciones de las torturas en cárceles chinas y meten al personaje que busca a un monje tibetano que parece esconder un secreto. Y todo ello como grab pretexto para pasearse por las comunidades tibetanas de la India y hacer "turismo social". Nada sucede en pantalla, toda la película está trufada de diálogos en los que se nos cuenta lo que ha sucedido. Los directores no se han molestado ni por rodar alguna escena compleja. Incluso los propios personajes nos cuentan sus cambios y sus sentimientos en vez de mostrárnoslos los directores. En fin lo que para muchos fue una bonita historia, muy humana y realista.
Me alucinó el abuso de la banda sonora reggae en tierras hindúes, pero me gustó la fotografía, en su justa medida, el diálogo tras la discoteca y la cantidad de momentos en los que se apuntaba cine y se disparó panfleto.