Totalmente equivocado con un film del que esperaba mucho menos y mayor confusión de ideas. En su lugar, en encontrado una historia redonda, seria, firme e intensa con largas conversaciones al abrigo de la época y el temblor de los acontecimientos históricos.
Forman acierta y de pleno, para nada mostrando a un Goya alocado por la bella, sino capaz y débil, como debe ser, en busca de un sentimiento que es provocado por la sin razón y la agonía de unos tiempos difíciles. En este caso, la opción de Stellan Skarsgard es acertadísima, con los matices y la credibilidad de una actuación en favor del personaje y no tanto de él capaz de más.
En la primera hora de película, trastocados por no ver tanto al protagonista pintor y más a un Bardem que se crece poco a poco, se comienzan a atisbar los buenos escenarios, las buenas elecciones en el elenco de actores y el poco miedo a lanzarse en diálogos extensos y cuidados. Logra enseguida que nos veamos inmersos en la absoluta desolación de una inquisición para nada caricaturizada sino enfatizada y veraz.
Y aparece ahora otro elemento al que más miedo tenía, Natalie Portman, muy bien, en su papel de niña inocente, y más tarde como heredera de otro tipo de instintos, está correcta y servil a un personaje que se mueve por el fin como un ente mayor en mitad de los cambios de almohada política.
El torbellino de cambios, con un Goya ya de sobra descrito y en una línea de desesperación y caída física potentes, está mostrado desde el relieve tranquilo y no desde la exageración y muetra de capacidades de decorado, se enseña cuanto ocurre sin perder de vista a un personaje que busca y encuentra, sabedor de su situación extraña y de la indefensión de otros, agotado por perder poco a poco un lugar más tranquilo al abrigo de los reyes.
El definitivo final del film, que se observa cae algo rápido y con no tanta precisión como en el resto de la historia, es un melancólico trascurrir, sin desmanes ni magnificencia, que soporta el peso de un público entusiasta, que pienso respeta cuanto ocurre por amor a una historia fea y desgraciada. Otro caer, más altanero, sería ahondar en personajes ya de sobra claros y limpios desde el punto de vista de la descripción.
Mención me merecen algunas escenas, como la primera de toma de decisiones entre grandes torres de la iglesia, la de la declaración de mono, dura, concienzuda, pero inservible en el rescate, Goya y sus sibilinos intentos, así como la horca y sus víctimas que caen en una calle olvidada bajo el canto de los niños, por no olvidar el caer de las esperanzas sin poder oir el final del cuadro que representa mucho más que un castigo.
Un trabajo firme y serio, que no se vuelve loco y desquiciado, que muestra con detalle pero sin escaparse de la historia en forma de joven violentada, y que juega con ella a mostrar las manías del poder cuando se trataba de un reino sin reinado. Una película no tanto sobre Goya, sino de cuanto le tocó vivir muy a su pesar artístico.