Un título que incluye la palabra bandera y la palabra padre no puede entrarme peor. Naturalmente, hace referencia a un hecho concreto que es el motor del argumento y por ello no termina de ser peligroso el asunto. Pero está claro que detrás de esas palabras tan sonoras se puede encontrar toda una declaración de intenciones.
Como sabemos, esta es la primera parte de un díptico que finalizará con la mejor valorada Cartas de Iwo Jima, que dará la visión japonesa de dicha batalla. Esto debería compensar el posible contenido patriota. Para mí sucede al contrario, veo aquí una polarización que no va a producir un producto equilibrado sino dos productos desequilibrados. No me interesa ver dos versiones parciales sino una con cierta voluntad imparcial. Lo bueno: el otro sistema ya lo conocemos, vale la pena arriesgarse para ver si este particular díptico funciona o no.
Desde luego, lo que sí vale la pena es ver la última película de ese grande del cine que es Clint Eastwood. Su ritmo sereno y su intensidad dejan un regusto agradable que quiero volver a paladear. Ya fue irónicamente crítico con el ejército estadounidense (acaso podríamos decir con el ejército en general) en su contundente y muy coñera El sargento de hierro. Desde luego esto es un punto a favor. Pero no hablemos más de Eastwood, todos le conocemos.
A quien quizá no se conozca tanto es a uno de los guionistas de la película, William Broyles Jr. Hace poco hablé de él con ocasión de su anterior guión para la película Jarhead, un guión que me pareció moderno y original, muy rico e interesante. En aquella ocasión como en esta se trataba de una adaptación. Cuando hablé de él ya comenté que tenía películas muy negativas pero siempre en colaboraciones, mientras que en solitario, tiene el guión de una película a la que tengo mucho aprecio: El naúfrago. Creo que es capaz de conseguir refrescar géneros y esto es muy importante.
Ahora también es una colaboración, pero creo que no será para mal, pues su compañero es el hombre de moda, Paul Haggis, que contribuyó al Oscar de la anterior película de Eastwood, Million Dollar Baby. Al año siguiente estrenó como director la discutida Crash, nuevamente ganadora del Oscar. Está claro que quiere repetir, pero me temo que lo tiene difícil. Desde luego si lo hace no va a haber quien pague sus servicios. Creo que funcionará.
Los intérpretes no son demasiado conocidos. A su protagonista le pudimos descubrir ya hace algunos años en Estudio 54, se trata de Ryan Phillippe. Además le vimos en Ghostford Park de Robert Altman o en la citada Crash. Le hemos visto también en películas de poca monta, recientemente en Caos.
Tenemos al director de fotografía de Camino a la perdición o American Beauty, Tom Stern, lo cual no está nada mal. La música una vez más correrá a cargo del propio Eastwood que seguramente nos ofrecerá una banda sonora pequeña y modesta pero bella que contrarrestará tanta bandera y podremos olvidarnos de los habituales instrumentos solemnes del género.
Una mala impresión en cuanto a formas y contenido se ve compensada por un equipo excelente que espero que nos ofrezcan una interesante película.