Crítica de la película Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal por William Munny

El éxito está asegurado. Desde el primer momento en que se pensó en sacar adelante este film, el éxito asomaba por entre los hierros de la máquina de escribir del guión. Pero esto no puede despistarnos. Que nos guste que la película vuelva, que quien más quien menos se vea tentado en ver su minutaje pagando una entrada seria, no significa que el producto que se nos vende sea un buenísima e imprescidible producto.

La mano del señor Steven Spielberg, se va a notar, porque tiene ese toque directo donde hacer mella en un público preferentemente a su favor, pero no será suficiente para mostrarnos un film excelente de aventura. El referente de este género es el personaje y sus películas lejanas ya en el tiempo, pero hoy en día no se pueden hacer con ese tono, tan inocente, de malos de siempre, de acrobacias y chistecitos de carreras. Hoy en día hay que enseñar más y este personaje no puede enfrentarse a malos del todo crueles, o a vengativos señores en busca de poder, porque Indiana necesita margen para jugar al peligro que en realidad no lo es tanto. Hoy en día no va a funcionar igual.

Por esto creo que aparecen refuerzos que despistan al deseoso espectador, como la presencia de nuevo de Karen Allen (Indiana Jones en busca del Arca Perdida), grata y curiosa que salvará al menos 15 minutos, y sobre todo la incursión de alguien que aporte juventud y fuerza a un héroe de sombrero caído como Harrison Ford, gran actor, aún intrigante y amable en pantalla, pero mayor y punto. Shia LaBeouf (Memorias de Queens o Transformers) es su relevo, por esto el film no será de aquel héroe de siempre, sino de algo parecido que gusta, que se disfruta, pero bajemos de la nube.

Fijémonos por ejemplo en Cate Blanchett (I´m not there o El buen alemán), la mala del film. Es un personaje lejano, pero no en el tiempo de la historia, sino en el tiempo de la realidad, un personaje más de cómic que de verdad. Entonces, cuando estos films eran inauditos, sus grandes decorados dignos de admiración y las aventuras definidas para salvar al bien, puede que fuera suficiente, pero hoy en día no. Al menos para los más jóvenes, porque los que disfrutamos en su día con el látigo vamos a disfrutar del mismo pero más débil llenos de cariño hacia momentos mejores.

En definitva, un café descafeinado, que como su protagonista, no está para estos trotes, pero un último empujón de entusiasmo puede a veces con todo, la última vez, el último esfuerzo, que con este compañero de reparto jovencito y de hoyuelos curiosos quedo mejor. Esto pensará Indiana, y muchos de nosotros en algún momento del film también. Aunque no queramos reconocerlo.

Respecto a la cámara, ya conocemos de sobra al conductor de los planos, está claro que el problema no va a estar ahí. Me apetece, me reconforta que lo de siempre se mantiene con ganas, quiero ver con alegría Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal.