El cine japonés ha influido mucho en el cine internacional. Las películas de samuráis clásicas se reconvirtieron en Westerns, el cine de catanas de serie B es absorbido por Tarantino, los coreanos y el resto del mundo copia el cine de terror japonés… Y sin embargo, hay algo que parece imposible verlo fuera de Japón, las locuras japonesas.
Hace unos años pudimos ver en la Semana de terror de San Sebastián un ejemplo de ello, se llamaba Survive Style 5+, y creo que no se puede realizar en otro país del mundo. Sólo los japoneses tienen tal pedrada en la cabeza y una genialidad suficiente para sacar adelante estas películas.
En este caso, tenemos una idea excepcional, contar la vida diaria de este superhéroe japonés que no es más que un producto para la televisión. Claro que una cosa es tener buenas ideas y otra saber desarrollarlas. Es la clave que le falta, por ejemplo, a La criatura perfecta. Pero en este caso la realización es impecable.
El falso documental resulta delirantemente creíble, con todos los detalles de realismo necesarios, hasta la textura de la imagen es la adecuada. El ritmo, el montaje, todo perfectamente orquestado para maximizar (nunca mejor dicho) los momentos de locura.
El responsable absoluto es Hitoshi Matsumoto, que como director borda su labor. Parece fácil, parece que simplemente hay que supeditarlo todo a la premisa, pero no, él cuida, como he dicho, la imagen de documental y también consigue planos vivos, cómicos por sí solos como el protagonista avanzando raudo con su traje blanco. O la llegada a la central donde vamos viendo los carteles en la carretera.
Matsumoto es incluso mejor como actor. Su carácter decaído y poco ágil son indispensables para que el film funcione. Es el nota japonés. La forma en la que juega con los silencios, con los gestos, con su aspecto. Todo en esta película es aprovechado para generar humor.
Todo este cuidado por el detalle es un lujo. Lo habitual, cuando se trata de una comedia tan surrealista es que se desprecie la elaboración. Este es el gran acierto de Matsumoto, que se toma completamente en serio su locura, por eso funciona tan bien. Y con esa seriedad tan en mente, está elaborado el guión, donde volvemos a tener el mismo nombre responsable: Hitoshi Matsumoto.
Un guión que lucha por un desarrollo sobre una idea que parece más propia de un corto y sin embargo consigue casi dos horas de metraje sin despeinarse. Cargada de una elegante ironía, mucho cinismo y una desbordante imaginación, sabe reinventarse a medida que avanza la trama para incluir nuevos elementos sin perder el interés. Los diálogos son punzantes, siempre para quien sepa tener paciencia. Las situaciones no tienen comparación. Además de los hilarantes combates, todo el planteamiento de la vida diaria es excepcional.
Una de las comedias más redondas que he visto. Imaginativa, detallista, inteligente. Impecable. Desconcertante. Genial.