Me acerco a esta cinta desde un desconocimiento absoluto de sus responsables. Su director, el chino Hsiao-hsien Hou parece tener un cierto prestigio en el Lejano Oriente. Con casi 20 películas a sus espaldas, apenas un par de ellas han logrado aparecer por tierras españolas: Millenium mambo; El maestro de marionetas; Ciudad doliente. Esas concretamente. Personalmente, no he tenido el placer de conocerlas.
Lo que sí conozco y subrayo es que con esta nueva película, Hou ha triunfado en el festival de cine de Taipei, donde se ha llevado nada menos que tres galardones: el premio a la mejor actriz, para Qi Shu; el premio al mejor filme taiwanés, y el premio al mejor realizador taiwanés del año.
Centrándonos en la cinta en sí, que también fue seleccionada para la Sección Oficial de la última edición del Festival de Cannes, es necesario señalar que es una película dividida en tres historias, una suerte de tres cortometrajes ambientados en épocas diferentes (entre el siglo XX y el XXI) y, siempre, protagonizados por los dos mismos intérpretes: la citada Qi Shu y Chen Chang.
Toda una curiosidad oriental, procedencia de la que últimamente disfrutamos cada vez más títulos, firmada por un realizador que allí multiplica poco a poco a sus fans y seguidores. Tiene una buena oportunidad, ahora, para enganchar unos cuantos, también, por estos lares.