Llega la última película del insistente presentador del genuino programa “Qué grande es el cine” que tanto nos ha enseñado sobre planos, luces y demás, a la par que tantas bobadas nos ha deparado. Leamos ahora lo siguiente:
«Esta película no tiene argumento. Apenas es un aguafuerte o, mejor, un carpetón de aquellos retratos al minuto que hacían los pintores sin suerte (y algunos hasta sin arte) en las calles de Madrid c.1950. La "capital del Imperio" fue entonces más que nunca el rompeolas de España. Un rompeolas gris y de "grises", todavía racionado, tierno y cruel, pobre hasta en sus alegrías, convaleciente (siempre con décimas al atardecer), pero también pícaro, festivo y surrealista. Un tiovivo, en fin, de sobrevivientes de los que, nos guste o no, somos herederos.»
Una vez dicho esto, no tengo muy claro en palabras exactamente de quién, poco más queda decir de la película. No se puede decir que no estemos avisados. En todo caso, cabe pensar que Garci, ante las interminables quejas de que sus películas son aburridísimas (no lo comparto), ha decidido ir más allá y hacer una película en la que ya avisa que no hay argumento.
Pues lo que vamos a ver, aquellos que nos atrevamos, será una buena representación del Madrid de los 50, con planos de esos que podrían ser comentados en “Qué grande es el cine” y posiblemente también será un aburrimiento.