Crítica de la película Che, el argentino por Hypnos

Mal planteada


2/5
08/09/2008

Crítica de Che, el argentino
por Hypnos



Carátula de la película No me esperaba demasiado de esta primera parte, pero he de señalar que me ha dado incluso menos.

El principal problema que le veo a este film está en su planteamiento. La idea de partir del discurso del Che en Naciones Unidas e ir contando la Revolución cubana en forma de flashbacks tiene sentido si se consigue, de esta manera, trazar un mejor retrato del Che y, sobre todo, apreciar de una manera más notable la evolución de su personalidad. Lo que Soderbergh nos presenta es una estrella mediática en Estados Unidos y un hombre nacido héroe.

Pero quizá el error más imperdonable de todos sea el de haber despojado a la película de todo el romanticismo de la vida del Che. La película es fría, documental y, en algunos momentos, aburrida - me refiero a toda la parte de Santa Clara -. Repito: un error imperdonable. El asalto al fuerte de Moncada realzado por la voz en off del Che; o la elipsis que nos impide ver la sangría del Granma...

El estilo documental elegido por Soderbergh nos obliga a tener que comulgar con una serie de anécdotas, más o menos graciosas, que detienen la historia y que no hacen más que reafirmarnos en la idea que preside todo el planteamiento del film: la manera en que un estadounidense se acerca a la figura del Che.

Todo esto se entiende cuando uno se entera que esta primera película no estaba concebida por Soderbergh, que se vio obligado a filmarla para que sirviese de prólogo a lo que él realmente quería contar: la muerte del Che en Bolivia.

Ninguno de los personajes consigue estar bien desarrollado, con una interpretación de Fidel a cargo de Demián Bichir, que roza lo cómico y grotesco, a medio camino de Groucho Marx; con una relación con Aleida, mal trazada; y, sobre todo, con un discurso en la ONU y unas contraréplicas, sin empaque.

Dos son los aciertos (momentos buenos) que ha tenido esta forma de narrar. El primero, los fusilamientos justo antes de dar el discurso en la ONU. El segundo, cuando el Che, en el balcón de la casa en la que conoció a Fidel, decide alistarse a cambio de exportar la Revolución posteriormente.

Último capítulo para un Benicio Del Toro que no cumple con su papel. Físicamente, es el Che, pero no llena la pantalla, y falla estrepitosamente con un acento entre puertorriqueño y mexicano. Mal.

Una decepción, camino de la que espero que será la mejor película, o la mejor parte.




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