Que Edward Norton no está en su
mejor momento es algo que ya sabíamos, que se encontraba al nivel de
Robert De Niro (Machete, Asesinato Justo) eso es
nuevo y como para preocuparse. Norton ya había hecho un trabajo
antes con él hace unos años, en una de esas películas de robos en
las que se juntan actores con carisma: Un golpe maestro. Debió
ser desde entonces, a causa de algún gran consejo del maestro, que este
actor, salvo dos contadas excepciones, ha ido de mal en peor.
Quizá animado por la que supone una de
esas excepciones, El velo pintado, Norton ha pensado que
trabajar de nuevo a las órdenes de John Curran supondría su
salvación. Mala suerte, resulta que Curran es sólo un buen
ejecutor, un artesano que poco puede hacer ante un guión lleno de
tópicos como parece ser el de Stone.
Estoy convencido de que De Niro
exhibirá toda su colección de muecas, tics y caras esperpénticas,
y además contagiará en parte al pobre discípulo. Ambos saldrán
contentos al set de rodaje, sabiéndose los mejores actores de sus
respectivas generaciones (que seguramente lo son, especialmente
Norton), y competirán en intensidad, pudiendo llegar a rozar el
ridículo, en el caso de uno, y traspasarlo estrepitosamente en el
caso del otro.
La atractiva Milla Jovovich puede ser
lo único de interés en la película.