El nombre del director de esta película es casi un galimatías: Florian Henckel von Donnersmarck. Se trata de un joven e internacional alemán que asombró a propios y extraños con su ópera prima en 2006: la estupenda La vida de los otros.
Durante estos cuatro años he esperado ver cuál era el siguiente paso de tan prometedor director, comprobando con asombro y con sensación de mala noticia que se embarcase en un proyecto más propio de querer insertar su nombre en Hollywood que de querer seguir haciendo buen cine.
The tourist es el enésimo remake hollywoodiense de una película europea. En este caso, de El secreto de Anthony Zimmer, de 2005, dirigida por Jérôme Salle. Una cinta de intriga de medios vuelos con un sabor inequívocamente europeo y que tendrá en este remake los rostros de Johnny Depp, ¿el nuevo Harrison Ford?, y de Angelina Jolie. Una superpareja para la taquilla. Junto a ellos dos, Paul Bettany y Timothy Dalton, un reparto de campanillas.
Pero el problema me temo no estará en los actores, sino en el propio guión y el tono efectista de una dirección sin matices y sin sutilezas. Ello a pesar de encontrarse el propio director encargado del guión y ese hombre fuerte llamado Christopher McQuarrey, responsable de Valkiria y del que pienso que sobrevive en la industria gracias al exitoso libreto de Sospechosos habituales.
Desde este punto de vista, pocos argumentos tendría para oponerme a la película, pero el problema es que creo que el film tirará por la vía de la acción efectista y poco realista. Será la antítesis de la saga Bourne, estando más cerca de Salt y Noche y día. Sólo alguien con la mala leche de Polanski podría, como dejó constancia en El escritor, dar un tono propio a una película basada en equívocos internacionales.
Para comerse un cubo de palomitas y poco más.