No ha de cabernos dudas. Se trata de uno de los estrenos del año. Guste o no guste. Y no me doy cuenta de eso porque vea que somos varios los precríticos que detenemos su atención en ella, ni por lo publicitada que está siendo, ni porque sea la que inaugure Zabaltegi en el Zinemaldi. Es uno de los estrenos del año porque la dirige un señor llamado Quentin Tarantino, el hijo bastardo del cine.
Nada descubro a estas alturas si me refiero a Tarantino como un gran remixeador, como paladín del postmodernismo en la actualidad, como, incluso, la nouvelle vague del cine estadounidense. Uno se adentra en su cine y reconoce a los padres de lo que hace. A veces hace falta bucear mucho, y me acuerdo de la frase de Oti Rodríguez Merchante en la tertulia de ¡Qué grande es el cine! cuando proyectaron Reservoir Dogs: «Tarantino bebe de las charcas del cine».
Pese a esos buscados referentes, no se le puede negar a Tarantino que es un animal visual, incontrolable, omnívoro, depredador de celuloide y un tío que hace sus películas más con el corazón y la testosterona que con la cabeza.
Esta última afirmación mía puede levantar la polvareda de la polémica, y lo comprendo, soy consciente, pero el cine de Tarantino tras Jackie Brown es un cine de poca cabeza. Es triste decir esto cuando hablamos de alguien que hizo Pulp Fiction y Reservoir Dogs, pero Tarantino ha dejado de lado la trascendentalidad intrascendente de sus primeros trabajos para formar parte del equipo que está construyendo el edificio de la venganza en el imaginario del cine estadounidense.
Y qué mejor que la Segunda Guerra Mundial y el tema nazi para seguir alentando y alimentando una parte del cerebro que mucha gente tiene, tras el 11S, sin tapujos, sed de venganza.
No voy a ponerme yo trascendente cuando Tarantino busca todo lo contrario en una orgía de sangre y acción desenfrenada. Quedémonos en lo visual y punto, como su director, que lleva años instalado en la facilidad.
¿Actores? Sí, bueno, me permito copypastear a Olmo (gracias):
Brad Pitt (El curioso caso de Benjamin Button), Diane Kruger (Copyn Beethoven), Christoph Waltz (Criminal y decente),Til Schweiger (Un conejo sin orejas), Daniel Brühl (Salvador), Samuel L. Jackson (Pulp Fiction), Melanie Laurent (París), el director Eli Roth (Hostel) y hasta Mike Myers (Austin Powers). Y podríamos seguir.
No me llena, pero me entretiene.