Crítica de la película El árbol de la vida por Romulo

No es que alinearse con la opinión de un actor cabreado sea inteligente, para una crítica, o para una precrítica, que es el caso. Pero es que la opinión de Sean Penn, uno de los protagonistas de la nueva cantinela new age de Terrence Malick, me viene que ni al pelo, oye.

Lo digo porque tengo la impresión de que, cada vez más, Malick está por la labor de recrearse con la belleza innegable de los entornos naturales que tan bien elige, como si esto fuese justificación absoluta para olvidar centrarse en... todo lo demás. Porque sí, hace tiempo que Malick deja que la narración, sus personajes, sus perfiles, eso que se da en llamar "trama", todo lo demás en definitiva, se apoyen en simples clichés. Y a menudo, muy flojos. Suaves, horteras, pretendidamente líricos, muy soft. Muy new age.

La filmografía escueta de Malick se ha ido extremando en esta línea más y más, y todo apunta a que El árbol de la vida es el culmen zen en esta tendencia. Claro que su pretenciosidad lírica gusta, qué os voy a decir: Palma de Oro en Cannes.

Esto último es lo que me lleva a añadir una cobarde sentencia final: Más allá de opiniones personales, es una de las cintas del curso que hay que ver. Desde luego. Cobarde o no, es una realidad. En mi caso, caerá en el Festival de San Sebastián. A ver.