Hay que ver qué buen cine se está haciendo en los países nórdicos. La opera prima de Miika Soini no es menos. Si es verdad que, una vez más, la temática que trata es absolutamente tópica en su país. Quizá por eso sorprende que la vuelta de tuerca siga resultando interesante.
Hay una serie de bazas que juegan a su favor. La primera la sobriedad y contención con la que se desarrolla la película. La segunda que la película no se quede únicamente en provocar esa sensación de soledad, sino que además cuenta una historia interesante y muy actual. Y la tercera que sólo dure 85 minutos. Más hubiera sido totalmente innecesario.
También es verdad otra cosa: Aki Kaurismaki ya abordó el problema de la soledad en su trilogía sobre Finlandia. Y lo hizo mejor. Por eso y pese a que ésta película me ha gustado, me pregunto si el cine nórdico no debería intentar crecer en otras direcciones también. Creo que le va a acabar pasando como al cine español, secuestrado por guerras civiles, inmigrantes y transexuales, al final vamos a identificar el "cine finlandés" como un cine con una temática muy concreta (soledad e incomunicación) y un género muy concreto (drama).
Sería una pena...