Crítica de la película Repo! The Genetic Opera por Keichi

Aunque no se prodigue demasiado, está claro que el musical vende. Desde la fastuosidad bohemia de Baz Luhrmann al Chicago de Rob Marshall pasando por el último experimento de Tim Burton, el género resucita cada pocos años en forma de films que aspiran a ser de culto. No es baladí recordar que The Rocky Horror Picture Show es probablemente una de las películas de la historia del cine que más pasiones levanta. Es por eso que Repo! The genetic opera nace con una clara vocación de perdurabilidad, aunque las comparaciones con estas y otras obras similares no le hagan demasiado bien.

Los guionistas Darren Smith y Terrance Zdunich han ideado una historia a medio camino entre una distopía de ciencia ficción y un cuento gótico, aunque esta cede en todo momento frente a los devaneos musicales de sus protagonistas. No es de extrañar si tenemos en cuenta que también son los responsables del apartado sonoro del film. Al fin y al cabo, el argumento no deja de ser el de una tragedia clásica, con sus secretos, infidelidades amorosas y muertos de por medio. Con todo, el espectador se ve rápidamente transportado a un desalentador futuro en el que los trasplantes de órganos y las operaciones quirúrgicas están a la orden del día.

La película adolece de un desarrollo tremendamente lineal, suavizado mediante diversos interludios -o mejor dicho, actos- en los que se profundiza un poco en la historia de cada personaje. Las presentaciones en forma de viñetas de comic entroncan con uno de los puntos fuertes de la propuesta: estéticamente es intachable. Imposible no maravillarse ante esa fotografía teatral de luces azuladas y rojizas, el fabuloso diseño de vestuario o la inspirada recreación digital de una ciudad de neón rodeada de tumbas, aunque un exiguo presupuesto obliga a repetir más de una vez los mismos decorados. Es una lastima que la exuberante belleza del film no nos haga olvidarnos de sus defectos.

El gran fallo de Repo! es una elección formal poco acertada. Tal y como indica su título, el film de Darren Lynn Bousman es más opera que musical, con todo lo que ello conlleva. La historia nos es narrada exclusivamente a través de la música, pero no mediante canciones al uso. Desgraciadamente, esta opción se cobra su precio y la logorrea de los personajes termina por cansar al más paciente. No es casualidad que cuando coincide con los eventos cumbre -como en la escena de la ópera- la película suba muchos enteros. De otra parte, el rock duro e industrial de que se sirve es demasiado monocorde. Hagámonos un favor y omitamos la escena en la que Shio se transmuta en Avril Lavigne...

El trabajo vocal de los actores es encomiable. Alexa Vega sorprende a todos con una voz profundamente juvenil mientras que su progenitor en la ficción, Anthony Head, sabe combinar con efectividad diferentes registros para encarnar su doble personalidad de padre protector y asesino despiadado. Un poco menos vistosas pero igualmente notables son las interpretaciones musicales de Paul Sorvino, Bill Moseley, Nivek Ogre -vocalista del grupo Skinny Puppy- y Paris Hilton, que no hace más que parodiarse a si misma. Eso si, como era de esperar es Sarah Brightman quien eclipsa al resto del reparto tanto con su voz como con su personaje.

El balance final es agridulce. Queda claro en todo momento que los directores musicales del film han querido imponer su sello personal por encima de otros factores narrativos. El resultado es una película demasiado planificada en la que se echan en falta algunos destellos de locura e inspiración. Lo cierto es que se adivinan muchas posibilidades detrás de la historia de Repo!, tantas que uno abandona la sala con cierta sensación de decepción. Duele decirlo pero, aunque sea innegablemente deslumbrante, la ópera genética de Darren Lynn Bousman es más artificio que arte.