Mucho menos innovador, y con un toque de dirección distante, Volver es un film que en el primer momento echa para atrás con esa monserga de estravagancia forzada, guiada por una Penélope mal acentuada y provocada. Los golpes de humor tan aparentemente natural contrastan con el exceso de dramatismo de una muerte demasiado seca que sirve para encauzar una segunda parte más sólida y de interpretaciones más eficientes.
Que la trama no tiene desperdicio desde luego, pero es difícil remontar el vuelo después de soportar conversaciones largas y malas sin ayuda de la cámara, por lo que sólo al final, con ciertas dosis de seria disposición de sentimientos, logra un climax que perdona ciertas desgracias pasadas y remonta el film hacia un aprobado decente. El conjunto, remilgado y miedoso, con retórica de victimismo, no convence. Ha faltado valentía para seguir con entereza lo extraño de su cine, que es el que sabe hacer.