Sin duda nos encontramos ante un producto de género de terror, facilón, pero con algo de pedigrí.
Lo de producto lo podemos ver fácilmente. Se trata de la segunda parte de Las colinas tienen ojos, que ya era un remake innecesario y que, aunque traía una cantidad de violencia interesante, tampoco aportaba gran cosa. Sería una opción interesante de la cartelera, si no fuera porque la cartelera está plagada de éste tipo de películas durante todo el año.
Y lo del pedigrí porque en la dirección está Martin Weistz, que ya sorprendiera con su Rohtenburg, la americanísima película sobre dos alemanes que quedaron para comerse trozos el uno del otro. Aquella película tenía cosas interesantes aunque no conseguía mantener el interés sólo a base de morbo. Y por otro lado, en el guión, está Wes Craven (sorprendente en Paris je t´aime). El otrora director de películas de terror que ahora se dedica a patrocinar, producir o participar en películas. De una película que tenga el "Wes Craven persents" tampoco se puede esperar mucho más que de una que no lo tenga pero bueno, algo es algo ...
Me reitero: un producto de género de terror, facilón, pero con algo de pedigrí.