Podría haberse titulado esta post LO QUE PUDO SER, pero quizás diera una idea más negativa de la que realmente tengo de la película. Me explicaré.
Primero, para deshacerme ya del tema de las comparaciones. El viejo y original Alfie es una película que, desgraciadamente, y por distintos incidentes, no pude ver entera en su momento. Pero suficiente material para tratar yzanjar el tema. Cada Alfie es hijo de su época, el primero despiadado e indiferente hacia el sentir femenino; este más inocente y hedonista. El primero con las facciones duras aunque elegantes de Michael Caine; este con las facciones más juveniles aunque elegantes de Jude Law. A patrir de ahí, un Alfie no es mejor o peor que el otro por ninguna de estas cuestiones. El nuevo Alfie merece ser tratado como producto aparte.
Primero muestro mi sorpresa por el fastuoso trato visual de la película, que, debo reconocer, no esperaba. Tanto en la primera parte de la película (Alfie liga, disfruta, siembra lo que luego se le volverá en contra), donde todo recuerda a las distintas tendencias del arte de diseño, hasta el trato más emocional de la imagen hacia la parte final (colores más cálidos, planos más largos, escenarios menos urbanos o al menos, un trato menos urbano de la ciudad como escenario). Y si bien el principal error de la peli es la reiteración (luego hablaré), curiosamente me agradó lo directo y pop de los símbolos, neones, carteles y rótulos, siempre subrayando el sentir de Alfie en cada escena, en cada pared, en cada esquina, en cada calle.
Han acertado al cambiar el carácter de Alfie para acercarlo a nuestro tiempo, convertirlo en una hijo de las modas, un galán sin engalanar, un hedonista no perverso como su original, sino completamente infantil que no quiere plantearse consecuencias posibles en sus acciones. Huelga decir, que aunque muchas mentes prejuiciosas querrán ver únicamente en la peli un producto para lucimiento de Law, y que otras lo odiarán por encarnar sin ningún tipo de pudor a un guaperas que se sabe irresistible, efectivamente Law está perfecto en su papel, perfecto con todas las letras y todos los matices.
La película falla en la manera reiterativa y ecesivamente masticada de mostrar el mensaje, la moralina. Una moralina cargada, cargante, que ya conoces y no necesitas que te expliquen. Pero la película parece no querer fiarse de la inteligencia de sus espectadores e insiste en masticarte la moraleja. Aun así, el tramo final atesora varios momentos realmente buenos y filmados, después del primer y frenético tramo de película, con sorprendete y acertada serenidad.
Y un dato (que es otro acierto). La película no cae en el final sencillón, estúpido y facilísimo de acabar ligando el destino de Alfie con el personaje de Marisa Tomei (como más de una comedia romántica hubiera hecho), sino que convierte la película en un producto estructurado de manera similar a La Naranja Mecánica: Alfie es ese 'drugo' sin moral que 'viola' y 'golpea' los corazones de sus conquistas en la primera parte. A media película episodios fuertes provocan un giro buscado. En el tramo final, todo lo que Alfie dio, sin conciencia,, lo recibe ahora, doblemente doloroso. La misma estructura que el film de Kubrick (ey, listos, que os veo venir: no hago comparaciones).
En defenitiva, en unas manos más hábiles, con este material en bruto, con los aciertos que la película ya atesora y con el actor idóneo ya encontrado... podría haberse hecho una radiografía PERFECTA del cockney del XXI.
P.D.: Lo dicho. A más de uno le parecerá un producto al servicio de Law. Más de uno odiará a Law. Más de uno aborrecerá esta película.