Nueve años han pasado desde Boys Don't Cry. La directora de la misma, Kimberly Peirce ataca con una de actualidad y conflicto. También escrita por ella y por Mark Richard parece que este será un trabajo serio, que ha sido cocinado poco a poco y que no terminará siendo una más de la cartelera. En el reparto volvemos a ver Ryan Phillippe (El espía), Rob Brown (Déjate llevar) y Joseph Gordon-Levitt (The lookout). Vamos, reparto fresquito para tiempos primaverales. Jóvenes promesas con ganas de buenos papeles. O de que se los den.
Y de nuevo los conflictos, la actualidad realidad en forma de largometraje. Son de estas pelis que acaban haciendo balance de las cosas de la vida, de los valores, de los triunfos y de las derrotas, del camino a elegir, destinos cruzados y cómo no, del bien y del mal. Maniqueismo americano. Y es ese blanco y negro el que nos pueda nublar la vista pero no el estilo del film que puede ser muy estricto en intenciones. Actual y contemporánea, con características juveniles, capaz de llegar a los más jóvenes. Me gustarían (se quedará en eso, en intento) charlas entre amigos a lo Tarantino, debates americanos. Esta peli pertenece a la corriente activista al estilo Expediente Anwar, pendientes de un guión más natural, llenos de debate y de preguntas sin respuesta. Será una peli rebelde light, que puede diferenciarse de otras, peculiar pero sencilla. Que no acabe siendo material de videoclub en día de resaca.