Crítica de la película À l'intérieur por Keichi

Masacre de arte y ensayo


4/5
13/11/2007

Crítica de À l'intérieur
por Keichi



Carátula de la película En Francia saben hacer buen cine de terror. Esta sentencia, imposible hace tan solo cinco años, cobra cada día un nuevo sentido. El nuevo cine de género francés, inaugurado hace unos años por El despertar del miedo, de Alexandre Axa, parece ser el precursor espiritual de esta nueva propuesta que produce el país galo. Pero aunque el realizador de Haute Tension comparte nombre con uno de los dos responsables de esta película, Alexandre Bustillo y Julian Maury han sabido con su opera prima construir un producto inusitadamente sólido y serio, sobre todo teniendo en cuenta los mecanismos de que hace uso y su brutalidad. El suyo es un ejemplo de amor al género, pero sin aprovecharse de su cinefilia, algo a aplaudir teniendo en cuenta los despropósitos que se han perpetrado últimamente amparándose en esta excusa. Aunque no bebe de fuentes concretas, el film es un autentico escaparate de lo que debería significar el cine de terror y eso ya es decir mucho. Vayamos por partes.

Tras perder a su marido en un accidente (recreado en la fantástica secuencia de introducción) Sara se ha convertido en una mujer apagada a la que ni siquiera el apoyo de su madre o el embarazo de su difunto compañero consiguen animar. A través de la cámara, su trabajo, única pasión y enfoque de un mundo que ya ha dejado atrás, asistimos al análisis de una mujer que, para entender lo que ha perdido, deberá volver a temer perder lo mucho que le queda. Con esos puntos de referencia, nos encerramos en una víspera de año nuevo en la residencia de la fotógrafa. Es ahí cuando comienza a dar muestras la maestría de los realizadores. En el microcosmos cotidiano de una pequeña casa se construye, poco a poco, una atmósfera opresivamente onírica que no juega según las bazas del género y a la vez hace uso de las mismas.

La creciente tensión es interrumpida de golpe y porrazo, logrando un efecto estremecedor en los espectadores. Muy pronto entra en acción una mujer desconocida y empieza la sangre. ¡Como saben jugar los realizadores con las sombras, los objetos punzantes y el rojo sobre los azulejos! El toque académico está medido y contenido en todo momento. Como no podía ser de otro modo, entran en escena los secundarios, que se verán envueltos sin quererlo ni beberlo en una pequeña masacre cotidiana. El merito de la producción no se basa solo en la citada limitación de su escenario, sino también en que la inmensa integridad de su desarrollo reposa sobre dos únicas actrices, que en todo momento nos ofrecen un autentico tour de force. Alysson Paradis (bastante mejor intérprete que su afamada hermana) consigue transmitirnos la angustia de la madre acorralada a la que finalmente abandonan todas las fuerzas, mientras que Béatrice Dalle es una asesina de las que hacen historia. Sus interpretaciones son magistrales, pero la que se lleva la palma es la segunda. Su faz a través del cristal, con esa sonrisa de demente, resulta aterradora.

Más de una vez he insistido en lo necesaria que resulta una atmósfera adecuada en un film de género. Cuando la atmósfera está cuidada, se le pueden permitir muchos excesos, sobre todo a nivel de casquería. ¡Y vaya si la hay en esta película! ¡Cuanta fuerza en tan poco espacio! La asesina de turno no escatima en medios para hacer de la casa de la protagonista un auténtico matadero, aunque también recibe su parte. Si no fuera por esa atmósfera, el gore al que asistimos no tendría sentido, pero su escalofriante realismo cinematográfico, por así denominarlo, abruma y golpea al espectador hasta dejarlo clavado en su butaca. Además, todo lo que llega del exterior de la casa pasa a formar parte de esa atmósfera, engullido por sus sombras. Así, las referencias a los disturbios de Paris ambientan, no aleccionan. Por todo ello se le perdonan sus pequeños defectos, como algunas de las reacciones de sus protagonistas. Entendemos que, herida y en un comprensible estado de shock, la sufrida embarazada se dirija a su cama en vez de asegurarse de que la asesina ha desaparecido. Lo que no resulta tan creíble son las intervenciones de la policía.

Con todo, ese final impresionante y sobrecogedor sobre el que no hay nada más que añadir cierra perfectamente la película. La muerte es inevitable y solo queda el bebé, en brazos de una mujer que solo quería ser madre a todo precio. Ese lazo que lleva al interior se ha visto disuelto por fuerzas mayores. Ahora es el monstruo, confesor, desfigurado y casi patético, quien abraza a la criatura. Es un ser de las sombras, pero no por ello deja de ser un ser humano. Es pues el punto final perfecto para una película que, a pesar de la sangre y el terrible latir de su violencia, nos habla de cosas trágicas y trascendentes, tan cotidianas como una tragedia no buscada. A l´interieur es una película de atmósfera como pocas. Surgidos de las entrañas de la revista especializada Mad Movies, Alexandre Bustillo y Julián Maury conocen al dedillo los defectos que acucian al cine de terror actual y no obstante luchan con uñas y dientes para hacerse con el público a través de un elemento que todo el mundo descuida. Su poderosísima propuesta arrastra consigo los tópicos y evoca la formula de la que nunca debió desviarse el género.




comments powered by Disqus
À l'intérieur en festivales: Festival de Sitges 2007 , Festival de Toronto 2007 , Semana de terror 2007 , Festival de San Sebastián 2009




Más críticas de À l'intérieur

Ver la precrítica
Desarrollado por Dinamo Webs
Creative Commons
Publicado bajo licencia
de Creative Commons