El cine francés, aunque sea netamente mejor que el cine español, a veces también adolece de ser un subgénero en si mismo. Si nosotros tenemos unos tópicos y clichés muy claros, ellos no son menos. Uno de sus grandes temas recurrentes es la familia. ¿Cuantas películas sobre familias habrán hecho los franceses? Incontables. Bien es verdad que alguna de ellas es una de mis películas preferidas, pero la realidad es que la mayoría no se salen del molde.
En éste caso, la película cuenta con dos de los actores más queridos y prolíficos del cine francés: Charlotte Ramping y Patrick Chesnais. Una buena muestra de que la película tiene clara vocación comercial y, por lo tanto, pocas ganas de darle una auténtica vuelta de tuerca al subgénero. Quizá lo que más me atraiga de la cinta es que se trata de una historia a caballo entre el drama y la comedia. Creo que de ahí se puede sacar una mezcla bastante interesante, lo que pasa es que todo el resto de los mimbres hacen presagiar algo demasiado convencional.
Hace tiempo que intento no perderme lo que va llegando de nuestros vecinos franceses, pero la verdad es que si acabo viendo esta película será más por matar el gusanillo que por que me parezca una opción realmente estimulante.
Una opción templada para huir de los grandes estrenos navideños.