Vamos a dejar a un lado el excesivo clasicismo de la película, porque cuando uno va a ver “La dalia negra” no espera otra cosa, con eso contamos. Vale que a veces la voz en off de Josh Hartnett resultase paródica, al estilo del teniente Frank Drebin en “Agárralo como puedas”, que la forma de fumar de Scarlett fuera la parodia al cuadrado... pero todo eso es admisible y, al fin y al cabo, es lo que espera uno de esta película que se ambienta en esa época porque su historia se quedó allá.
Pero lo que no puede ser es que nos planten una de esas tramas retorcidas de rumbo indefinido que a la mitad de la película a uno le dejan completamente fuera. Que me importa poco quien mató a la chica, que si es la madre como podría ser cualquier otro. La cuestión es que no hay emoción, ni el suspense que sabe crear de Palma. En este sentido la película me recuerda a la reciente “Alatriste”, muchas cosas y al final nada en concreto.
La pega es que si la otra película tenía una serie de interesantes virtudes como compensación, esta no cuenta con demasiadas. Y eso que el comienzo es poderoso, con ese lujo de peleas callejeras a lo grande. Igual de grande es el plano en el que aparece el cadáver a lo lejos y la cámara va observando diferentes puntos en un plano secuencia desde la lejanía. Tiene sus planos de Palma pero en general todo es bastante justito. Naufraga terriblemente en la escena en que muere fuego, que podría haber sido intensa, al estilo de la estación de “Los intocables” con la que guarda cierto parecido arquitectónico. Pero una vez más se queda en nada. Muere un personaje que no ha terminado de tener interés. Y una vez más me importa poco si rubia o morena (hombre, la rubia mucho mejor, aunque no está todo lo sexy que podría...) .
En definitiva, lo esperado, en la mayoría de sus facetas es correcta con momentos de verdadero talento, excepto en el guión: gris, mecánico y desde luego aburrido.