Me dispongo a acercarme a la mejor oferta de la cartelera de este verano de muy baja calidad general. Claro está que en medio de esa oferta cualquier título puede descatar en el caso de mantener unas líneas mínimas de entereza como film. El caso Farewell es sin duda una candidata completa para atraer a un público que busca algo mejor, algo menos sencillo y comercial, con un tema central entorno al espionaje, ese espionaje europeo que tantos guiones llenó en otros tiempos.
Por tanto, sin ánimo de relanzarla por ser la más guapa de las feas, también tengo miedo a que aunque consiga un buen nivel de actuación, una buena tensión entre personajes pueda decaer en el apartado más importante, en el de la ambientación y todo el protocolo que recrear sobre el mundo escondido de los secretos entre países y grupos de inteligencia. A veces pasa con estos film que pecan en esto aunque nos creamos los encuentros y desencuentros de sus protagonistas, por otro lado, hijo de un tiempo que les curte una piel de semidioses.
La presencia del director Emir Kusturica (Prométeme) actor principal o casi, la elegancia de Diane Kruger (Malditos bastardos) o la potencia de rostro de Willen Dafoe (Anticristo) acompañarán a Guillaume Canet (Sólo una noche), el personaje principal al que deberemos seguir, comprender y cuidar desde la intriga de la butaca. Todos ellos deben conseguir de mí que me sigan encantando los espías, porque siempre me han encantado los espías.