Me siento solo por este film, con este film, pero también hacia este nuevo film. Su primera parte, La herencia de Valdemar, ya me pareció sencillamente buena, aunque dejaba vislumbrar que era consciente de la personalidad propia de una película que no a todos iba a convencer. Se trata de una historia que sin duda necesita de nuestro esfuerzo para adentrarsnos en el mundo propio que comento, menos Lovecraft de lo que vende puramente, y más simple y lejano misterio de tiempo y maneras.
En esta segunda entrega soy consciente también de un par de cosas. Primero que los derroteros van a marchar por el mismo camino. Un lugar que tiene su particular venir aderezado de situaciones, con una oscura mortalidad genial del humano y una garra novelesca del mal, pero sin ser el eterno atrayente de todos los públicos. Insisto en la necesidad de un poco de nuestra parte como cuando escuchamos historias del abuelo y nos ponemos en situación en contextualizarlas. Segundo, que en esta película se desciende, no como en la primera entrega que todo era presentación y sorpresa grata, sino que ahora el guión se cierra, y eso hará que sea más fácil cometer errores de verosimilitud, incoherencia o simplemente errores de perspectiva. Sobre todo con el tramo de la historia del mundo actual que es sin duda la parte más floja.
Así, cuidadando las distancias para con cierto público predispuesto, aconsejo no ir sin ver la primera, intentar entender su otra dimensión especial y no esperar grandes acabados de guión únicamente en el sentido técnico, porque es sin duda una película muy bien dotada en cuanto a efectos. Entre el terror y el misterio, algo extraño que disfruto quizás con insolencia e inocencia infantil pero que disfruto, y no le pido a nadie que lo entienda sino que lo intente entender.